miércoles, 26 de marzo de 2014

Cacerolada sangrienta: Nosotres decidimos

La Policía Nacional prohíbe una protesta feminista nel seminariu d'Uviéu amenazando con identificaciones y denuncies. ¡¡Fuera rosarios de los nuestros ovarios!! ¡¡Tamos fartes de represión!!
Niégase la llibertá d'espresión y circulación dientro d'un recintu pagáu con dineru públicu y privatizáu. Con dineru públicu organicen unes xornaes d'alternatives al abortu, que llamen pro-vida.
Nosotres somos les pro-vida, porqu'importenmos los drechos y la vida de toles persones, y qu'estes puedan desarrollase nuna sociedá xusta.
Molesta-yos los nuesos glayíos...pues glayemos más fuerte: ¡ABORTU LLIBRE, LLEGAL, SEGURU Y GRATUITU!


sábado, 15 de marzo de 2014

Sin Tierra Para Cultivar, Sin Recurso Para Subsistir

Micheline Seviene Bugandu no tiene más de 20 años. Fue violada por hombres ar­mados cerca de su casa, en la localidad de Minova, un pe­queño pueblo de la provincia de Sud Kivu, en la zona este de República Democrática del Congo. Ahora trabaja en una asociación que ayuda a mujeres que, como ella, han sido rechazadas por sus fa­milias para alzar la voz con­tra la violencia. "Cuidamos de las mujeres víctimas de la violencia y traumatizadas a causa de la guerra; también a sus hijos, muchos víctimas de las violaciones o huérfa­nos", explica esta joven, la mirada viva bajo un paño tradicional de luminosos co­lores, verdes y amarillos, que le cubre la cabeza.
En la asociación en la que colabora Micheline, al igual que en muchas otras que trabajan incansablemente al este de la RD Congo, más de 250 mujeres han encontrado un espacio para recuperarse de la violencia que empapa la sociedad congolesa a causa de décadas de guerra. Viven de los productos agrícolas que explotan en parcelas de tierra comunitaria, com­prada y cedida por la aso­ciación. Allí cultivan maíz, mandioca, patatas y judías que luego consumen y, si so­bran, venden.
El acceso a la tierra y a los recursos naturales es impres­cindible para la subsistencia de la amplia mayoría de la población en RD Congo. Pero al igual que en muchos otros países, las costumbres y las prácticas locales conti­núan jugando un papel muy importante a la hora de fi­jar las reglas de acceso a la tierra, discriminando a las mujeres y exponiéndolas a situaciones de extrema vul­nerabilidad.
Más del 80% de las tierras en RD Congo están aún bajo el régimen del derecho con­suetudinario. El marco legal establecido por el Gobierno, que sí reconoce el derecho de las mujeres a acceder a la tierra, no ha calado en las zonas rurales, donde los jefes comunitarios continúan ges­tionando los recursos natu­rales de forma patriarcal. Así, como dicen varios cantos en lengua local, el swahili, las mujeres de la provincia de Sud Kivu no tienen derecho a acceder a las instancias de toma de decisión (...omuka- zi arhaja ukubwami...), no son capaces de gestionar la tierra (...omukazi arhaku- la...) y no tiene derecho a pedir una parcela para cul­tivar (...omukazi arhaja ukubwami...). Esto también tiene repercusiones sobre el derecho a la herencia de las mujeres, de tal manera que en muchos casos solo pue­den cultivar la tierra cedida por sus padres o maridos. La ausencia o la dificultad de acceso al registro civil para inscribir los nacimientos y matrimonios fragiliza aún más sus derechos.
Pero es que este hermoso país del corazón del África subsahariana se enfrenta ade­más desde hace décadas a un conflicto armado que causa cada año miles de muertos y desplazamientos masivos de población. La violencia ha exacerbado la vulnerabilidad de las mujeres. La amplia mayoría de los desplazados por la guerra que caminan por la ciudad congoleña de Goma, en la frontera con Rwanda, y buscan acogida en los campos de refugiados de los actores humanitarios, son mujeres con niños a su cargo, así como viudas y huérfanos.

A la masculinización de las reglas de acceso a la tie­rra y la ausencia de tierra cultivable a causa de la pre­sión demográfica, se une la inseguridad causada por los grupos armados y la lacra de la violencia sexual. Las mu­jeres víctimas de violaciones son estigmatizadas en su lu­gar de origen y se convierten en parias rechazadas por sus comunidades. Sin tierra para cultivar se termina su último recurso para subsistir.
El Programa de Naciones Unidas para los Asentamien­tos Humanos (UN-Habitat, en inglés) gestiona en RD Congo varios proyectos que tienen como objetivo apo­yar la puesta en marcha de políticas de gestión de los recursos naturales capaces de facilitar la reintegración de los desplazados y refugia­dos por la guerra, así como impulsar un desarrollo ge­nerador de oportunidades socioeconómicas respetuoso con los derechos humanos. En colaboración con estruc­turas comunitarias y de base, el equipo de UN-Habitat sensibiliza sobre la existencia de mecanismos para resolver de forma pacífica conflictos de tierras y promociona la creación de redes de muje­res y de hombres que luchan por la igualdad de género al este de la RD Congo.
En este 8 de marzo de 2014, día internacional de las mujeres, la voz de Mi­cheline y de muchas otras congoleñas, se alza unida a las voces de otras mujeres en todo el mundo, que con más fuerza que nunca gritan con­tra la violencia, la guerra y la discriminación.

 Covadonga Murias Quintana.
Voluntaria de Naciones Unidas y responsable de comunicación en UN-Habitat en Goma, República Democrática del Congo.
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"No habrá paz sin las mujeres"



"Las mujeres que empezamos una lucha somos feministas" 
Mari L'hoeste.


El 26 de Noviembre, con motivo del día contra la violencia de género, tuvo lugar la charla "lucha contra la violencia machista: de Colombia a Asturias" en la que tuvimos la oportunidad de hacer un recorrido por dos realidades muy diferentes pero con un denominador común: la violencia estructural que sufren las mujeres.

Patricia Simón de periodismo humano y María Jesús L'hoeste del congreso de los pueblos de Colombia presentaron el documental “No habrá paz sin las mujeres”, en el que diferentes testimonios de mujeres víctimas de violaciones y todo tipo de violencia, nos acercaron a la situación que están viviendo en Colombia en medio de un conflicto armado.

En los años de gobierno de Uribe fue cuando más creció económicamente el país pero también donde más aumentó la desigualdad.
Un 10% se empobreció muchísimo más y se evidenció mucho más la diferencia entre las personas en situación de pobreza y la clase media.
Colombia es el país con más desplazamientos internos del mundo (entre 5 y 6 millones de personas). La mayoría, mujeres con hijos a su cargo y sin apoyo estatal convertidas en personas sin recursos que quedan en la periferia y de las que se alimenta el paramilitarismo a través de la trata con fines de explotación sexual.

Las niñas que viven en esas zonas son engañadas por los paramilitares ya que les venden que van a trabajar como modelos pero terminan siendo esclavas sexuales de los países ricos de Europa y Estados Unidos.
La violencia sobre las mujeres se invisibiliza porque afecta a todas esas mujeres que no aparecen: afrodescendientes, indígenas y las que viven en el ámbito rural.

Como en todos los conflictos, el cuerpo de la mujer vuelve a ser el territorio en el que los hombres vengan unos bandos de otros. Pero, en este caso, el mayor abuso ha sido por parte del estado en connivencia con los grupos paramilitares.
Se estima que más de un 80% de las violaciones han sido cometidas por los paramilitares y/o militares.

"Este horror que vivimos es justo que lo conozcan otros y otras. No para que lloren con nosotras, si no para que se hagan más fuertes ustedes" 
Mari L'Hoeste.





Por su parte, las compañeras de la CSI, Ángeles Castellanos y Pilar del álamo nos hablan sobre la realidad de las mujeres víctimas de violencia machista en Asturias. 

Ángeles, tras años de experiencia trabajando día a día con estas mujeres, comienza su exposición desde la influencia que el capitalismo tiene en nuestras relaciones sociales.

Una minoría somete al resto por la violencia o el convencimiento mediante el sistema ideológico. Dentro de este sistema subsiste la cultura patriarcal. Al capitalismo le interesa muchísimo el patriarcado ya que en el mundo hay todo un ejército de mujeres que trabajan gratis en todo el trabajo reproductivo: es un ejército de esclavas.
¿Cómo se somete a este ejército sin que se rebele? porque estamos convencidas de que ese es nuestro papel: madres, esposas, cuidadoras...
También se apoya en la violencia, que es instrumental ya que siempre se ejerce para un fin determinado.

Algunos de los factores de los que se sustenta esto son:

-Autoestima: Pertenecemos a un género que está devaluado, enlazando con los casos de violaciones que han contado las compañeras sobre Colombia.

- Amor romántico: entrega total, media naranja (si eres media naranja significa que te falta otra mitad para ser algo), sacrificio por el amor, etc...
En esta cultura es normal que a la hora de elegir pareja se elija a un protector. Que si se toma en serio su papel acabará diciendo " tú cállate", "tú que sabrás", "tú de eso no entiendes".

Para llegar a una solución es necesario crear procesos de empoderamiento; espacios donde las mujeres podamos ir tomando nuestras propias decisiones, conociendo y siendo críticas con el mundo.

Pilar, tras contarnos sus experiencias sufriendo años de malos tratos, nos transmite un mensaje positivo de valentía, lucha y superación.
Que no se siga recortando en servicios públicos que hacen que no se atiendan correctamente las llamadas de emergencia.

Que se creen lugares donde las mujeres maltratadas sean tratadas dignamente ya que existen centros institucionales (como la casa malva) donde los que atienden, en ocasiones, son voluntarios sin formación. Y, a veces, estos centros parecen más un régimen carcelario donde se droga a las mujeres que un lugar para ayudarlas.
Que no nos quiten el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, poder elegir si se quiere ser madre o no serlo.


"El llamamiento que he venido haciendo desde Colombia es que hagamos que la frase "lo que nos pasa a una nos pasa a todas" no sea una consigna hueca, si no que hay que llenarla de contenido político. Llegó el momento de cambiar en todos los terrenos, en la casa, la organización social, pero también en las estructuras gubernamentales que nos permitan ganar poder y construir poder con la gente"
Mari L'Hoeste.

María Corral. Muyeres en llucha CSI
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jueves, 13 de marzo de 2014

LA MUYER Y LA EDUCACIÓN






















Les muyeres somos les grandes escaecíes dientro del sistema educativu. Nes aules tamos tresmitiendo la cultura sin muyeres y forxando un modelu de tresmisión cultural falsu, con un desconocimientu  inmensu de la tradición cultural femenina.

Hai dellos estudios fechos sobre la cantidá de muyeres lliteraries, científiques, periodistes, historiadores etc. qu’apaecen citaes nos llibros de testu, qu’amuesan lo demoledores que son estos datos, como por exemplu, el fechu na Universitat de València. De 109 editoriales de los cursos de 1º a 4º d'ESO, solo apaecíen muyeres nos manuales, un 7,5% de les ocasiones. Esti ye un mecanismu de discriminación, qu’esclúi a les muyeres y dexa a les xovenes en sin referentes femeninos ónde vése reflexaes. Esti fechu trai consigo un desconocimientu de la tradición femenina, que conduz a que les muyeres nun formemos parte nin de la memoria cultural, nin del orden social que vemos como nuestro.  Nesti procesu, la educación tien una responsabilidá fundamental.

Ya na Edá Media, la lliteratura culta de la época, amuésanos una idea clara, el propósitu de domesticar a les muyeres y la perda de poder d’estes en toles árees de la vida social. Entamando pola perda de drechos a realizar actividaes económiques, siguiendo pola separación d’espacios entre homes y muyeres, (onde una muyer si salía sola a la cai corría’l riesgu de ser ridiculizada o atacada sexualmente), el control de la so maternidá, del so trabayu, de les apariciones en públicu o de que fueran a visitar poco a les sos families, inclusive dempués del matrimoniu.

Hai un centenar de lleis y nueves formes de tortura escontra les muyeres nesta época, dirixíes a controlar el comportamientu de  les muyeres dientro y fora de casa, pa dexales sin autonomía nin poder social. Silvia Federici amuesanos dellos exemplos nel so llibru Calibán y la Bruja nel que nos reflexa cómo a les muyeres acusaes de “regañones” se-yos ponía un bozal como a los perros y yeren pasiaes peles cais, o a les prostitutes que se-yos enxaulaba y se-yos sometíen a simulacros d’afogamientu, demientres s’instauraba la pena de muerte pa les muyeres condergaes por adulteriu.

La caza de bruxes de la Edá Media ye otru claro exemplu del control de la muyer. A les que yeren consideraes demoniaques se-yos facíen atrocidaes humillantes que ficieron que munches d’elles morrieren quemaes. Dende’l puntu de vista económicu, social, cultural, políticu…la caza de bruxes foi una momentu decisivu na vida de les muyeres. Destruyó too un mundu de práctiques femenines. A partir d’esa derrota, ábrese un nuevu modelu de feminidá: la muyer y la esposa ideal que sigue presente en  nuestros díes, dempués de que les muyeres fueran sometíes a más de dos sieglos de terrorismu d’Estáu.

Dientro d’esti contestu históricu podemos entender por qué nun ye fasta mediaos del sieglu XIX, cuando s’otorga’l drechu a la muyer a ser escolarizada n’escueles institucionales. Por eso, la historia de les muyeres y la educación obligatoria y de baldre ye relativamente curtía nel Estáu español.

Eso sí, fízose n’escueles diferentes a los homes y con asignatures de coser y rezar como prioritaries, con un altísimu grau d’absentismu escolar y con mui poques escueles.  Fasta entós, les muyeres que queríen aprender a lleer ya escribir, teníen que metese a monxes porque yera l’únicu llugar onde se-yos permitíen aprendelo.

La educación concíbese como un drechu universal de toos y toes, sin embargu, nun ye asina, depende direutamente de los gobiernos de turnu. Por eso, faen y desfaen lleis educatives cada cuatro años que nun dan estabilidá nenguna al sistema educativu. Nun-yos importa la educación de calidá, solo implantar les sos ideoloxíes. Un exemplu reciente ye la Llomce, cola que se dexa fuera a dellos coleutivos sociales y plantega una serie de torgues a les families que nun pueden permitise pagar la educación de los sos fíos y fíes.

Pero gobierne quien gobierne, los partíos caltienen sos ideales machistes, patriarcales y discriminatorios pa les muyeres y asina lo amuesen nes sos lleis. La llexislación educativa siempre defende un sistema formativu que discrimina a la muyer. Por eso, ye tan importante pa ellos reproducir un discursu educativu basáu na domesticidá de la muyer, ye dicir, muyer sinónimu de cuidaos, de madre y d’esposa. Llegalizan una formación sexista, diferencial, desigual, cuyu oxetivu ye que la educación de la muyer xire en torno a la familia tradicional española (ya qu'esto n’otros países llaicos nun pasa), desendolcándose la so identidá personal  basáu nel matrimoniu y na maternidá, ensin posibilidá de xenerar un proyeutu social, cultural o llaboral autónomu e independiente.

Como ya s’esponía nel Diariu de Sesiones de les Cortes Xenerales y Extraordinarias 1810- 1813. Madrid
 “Entiendo que, al contrario de la instrucción de los hombres, que va dirigida al intelecto, al cerebro, la enseñanza de las mujeres va dirigida al aprendizaje de las labores propias de su sexo, a las cuestiones domésticas, siendo también necesario recurrir a los principios morales y religiosos

Equí s’amuesa un exemplu cenciello de la educación sexista: La muyer, educada na moral y les llabores de casa, demientres que l’home ta educáu en conocimientos científicos y técnicos, ente otros.

Hai un bon garrapiellu de premises llexislatives que condicionen la educación de la muyer na historia. Eses pautes consoliden un sistema social, desigual, patriarcal y machista nel que les muyeres quedaben supeditaes a l’autoridá del home, que yera siguir siendo’l xefe de la familia. Poro, la muyer ve drásticamente limitada la so capacidá de decidir sobre sí mesma y de vivir la so vida independiente.
La LLOMCE, ye más de lo mesmo y reproduz un sistema endémicu que s’aplicaba hai cuantayá, por exemplu, na Grecia clásica onde tolos filósofos yeren homes. Suponemos entós, que nin una muyer en Grecia foi enxamás capaz de pensar por sí mesma.

Lo poco que se consiguió nos caberos años en materia de drechos de la muyer, encárgase la nueva llei d’erradicalos de nuevu. Lo fai al traviés d’un currículu ocultu y d’una ideoloxía neolliberal enmazcarada que, como siempre, dexa a la muyer nun peldañu, o más, por debaxo del home.
De lo primer qu’esta llei s’esmolez, ye de facer llegal la segregación ente homes y muyeres y de da-y perres a los colexos concertaos que lu faen, sobre too, a los colexos de sectes relixoses como l´Opus Dei. Tamién, de protexer aun más la relixón católica, contando esta asignatura pa la nota media.

Una relixón católica que trata a la muyer como una máquina de reproducción masiva y que defende a un fetu enantes de la vida de la muyer. Una relixón que tacha de descaraes, terroristes y pecadores a les muyeres que salen a la cai a defender el so drechu a la vida, el so drechu a decidir. 

Con esta nueva llei tará encubierta la privatización de les escueles públiques. Los valores de competitividá y fomento de los emprendeores son los puntos fuertes qu’usen pa realzar el capitalismu o la participación de les empreses. Amás qu’inclúi axentes esternos que valoran, si ye o non, productiva una escuela pública que lleva como consecuencia’l pieslle de munches escueles, como por exemplu, les que tienen un altu porcentaxe d’etnies o escueles rurales con pocos neños y neñes.

Otra torga que tamién ta presente na educación actual, ye la muyer como oxetu del home, muyer sometida a unes esixencies del sistema y de la sociedá con unos estereotipos mui marcaos col so cuerpu, que tan creando problemes de salú ente les neñes, problemes d’autoestima, d'inferioridá, complexos… que munches vegaes traen una maxinación de les neñes que nun cumplen esti patrón dende pequeñes y que ye un tipu d’acosu escolar y agresión escontra la muyer que ya sufren dende adolescentes.


Anguaño, la sociedá ta refugando esta educación basada nos valores machistes, patriarcales y capitalistes con más puxu, pero  depende del conxunto de la sociedá que se sustituya una cultura, fasta agora privada de les sos otres protagonistes, les muyeres. Cuya amputación ta dexándonos a toos ya toes, home y muyeres güérfanos d’un saber qu’a to@s nos pertenez. Y la educación debe tar na primera llínea d'aición.

Como dicía Freire 1921-1997. “La educación nun cambia'l mundu, cambia a les persones que van cambiar el mundu”. Por ello, debemos siguir lluchando por facenos un llugar nesta sociedá machista y xuninos cada vez más homes y muyeres pa valtiar esta situación.

¡¡¡LLUCHEMOS POR UNA EDUCACIÓN QUE NUN SEYA SEXISTA, DESIGUAL E INXUSTA!!!

María Fernández. Muyeres en llucha CSI 
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¿Quién soy? y ¿Qué quiero hacer en mi vida?...




Existen numerosos motivos por los que una mujer decide interrumpir su embarazo. Condiciones socioeconómicas, laborales, de salud o afectivas juegan un papel importante en la decisión pero la razón principal sigue siendo la que más se esconde: no todas las mujeres quieren ser madres, en un momento determinado o a lo largo de su vida.

Rondaban los años 60 cuando Betty Friedan afirmaba que "Una mujer debe poder decir, y no sentirse culpable al hacerlo, ¿Quién soy? y ¿Qué quiero hacer en mi vida?”.  50 años después nos vemos condenadas a repetir constantemente sus palabras como si la sociedad padeciera una especie de agnosia que no le permitiera reconocer situaciones anteriormente vividas y aprendidas. Y es que sólo una cosa dijeron cierta en Tradición digital (web católica) cuando nos dedicaron una entrada tras el escrache que hicimos al Obispo de Oviedo y su auxiliar en la catedral:portaban pancartas con lemas tan poco originales y pasados de moda como: Nosotras parimos, nosotras decidimos”.

¿Quién soy? y ¿Qué quiero hacer en mi vida?... Soy una egoísta por hacerme estas preguntas y debo sentirme culpable porque en un sistema capitalista como el nuestro, donde el trabajo es la principal fuente de riqueza, mi cuerpo es visto como una máquina para la producción de fuerza de trabajo y ésta debe ser controlada. Yo, para ser una mujer de verdad, he de contribuir a la causa religiosamente con mi única función en la vida: parir y criar. Siguiendo a Silvia Federecci “No es un problema de número, de cuánta gente nace, pues mientras en unos países se acota la natalidad, a la vez, en otros se fomenta. El sistema lo que busca es controlar y decidir dónde, cuándo y con qué perfil nacerá su nueva mano de obra”.

Controlar el cuerpo de la mujer es controlar nuestra capacidad reproductiva, nuestra sexualidad, nuestras formas de relacionarnos y nuestro comportamiento en general. Controlar el cuerpo de la mujer significa controlar a la sociedad y, por tanto, se convierte en la mejor garantía del mantenimiento de las estructuras capitalistas y patriarcales.

A lo largo de la historia diferentes momentos y actores han marcado el camino hasta construir una imagen de la mujer tal y como la conocemos. A este respecto no podemos ignorar el papel fundamental que la iglesia ha tenido y cómo desde épocas muy tempranas el clero reconoció el poder que el deseo sexual confería a las mujeres sobre los hombres tratando siempre de exorcizarlo. Se adoptaron legislaciones represivas bajo la influencia directa de la iglesia, politizando la sexualidad y convirtiéndola en una cuestión de Estado.

En este contexto y hasta la actualidad, los métodos anticonceptivos fueron también  criminalizados puesto que su función es evitar la concepción y, por tanto, el fin único de las relaciones sexuales: “cuando deliberadamente se quita de ese acto la capacidad de dar la vida, de engendrar, de ser fecundos, ese acto se vuelve mentiroso. En la anticoncepción, la procreación se convierte en el 'enemigo' a evitar en la práctica de la sexualidad. Esta práctica tiene su raíz en una mentalidad hedonista, es decir, egoísta, que pone el placer por encima de todo”. (Juan Pablo II, Evangelium vitae, 23)

Algo tan natural y humano como disfrutar y buscar placer en las relaciones sexuales es condenado drásticamente por la iglesia y esto, como he mencionado anteriormente, ha tenido graves consecuencias en las formas de relacionarnos creando una imagen de mujer como <<sinónimo de madre>>.

“La libertad de la maternidad es la que hace a las mujeres auténticamente mujeres” afirmaba Gallardón para justificar las políticas que está llevando a cabo el Partido Popular en materia de aborto. "En definitiva, vamos a defender el derecho y la dignidad de la mujer como uno de los derechos fundamentales que es del derecho a la maternidad”.

Utilizan el lenguaje de forma perversa. Utilizan el lenguaje como disfraces de carnaval. Hablan del derecho a la maternidad pero ¿Acaso nos dan derecho a decir si queremos ser madres? ¿Acaso nos dejan alternativas? Si no tengo otra opción al quedarme embarazada que la de ser madre; si no puedo decidir sobre mi propio cuerpo y vida; si me condenan a parir en contra de mi voluntad, pueden llamarlo obligación, tortura, castigo o imposición pero, por favor, que no se atrevan encima a llamarlo derecho y a decir que con ello defienden nuestra dignidad.

Dignidad  de la mujer es poder llegar a una maternidad consciente y decidida, en las mejores condiciones y sin ningún elemento externo que intervenga en su decisión; tener garantizada una adecuada educación sexual sin tapujos moralistas para poder decidir libremente qué hacer y cómo hacerlo; optar a información y acceso a métodos anticonceptivos para que no se den casos de embarazos no deseados; contar con las mejores condiciones para que si, a pesar de lo anterior, se queda embarazada en contra de su voluntad, pueda ser atendida en condiciones de salubridad que no pongan en riesgo su vida. En definitiva, dignidad de la mujer es poder decidir qué quiere hacer en su vida.
Ni a Gallardón, ni al PP, ni al foro de la familia con sus asociaciones cínicamente autodenominadas “pro-vida” con RedMadre a la cabeza, les importa lo más mínimo la vida. Si así fuera, no condenarían a millones de mujeres a una posible muerte por el hecho de querer interrumpir un embarazo no deseado.

Cuando defendemos el derecho a un aborto libre, seguro y gratuito estamos luchando contra la conservación de sus privilegios. Nos estamos oponiendo a que se aprovechen de la situación de necesidad para adoctrinar con su evangelio, a salvaguardar las costumbres morales con la familia tradicional como célula fundamental y a mantener su ejército de mujeres trabajadoras no-asalariadas en el hogar. En la actual crisis, nos han convertido en amortiguadoras de los recortes sanitarios y el desmantelamiento de la cobertura social.
Pero no vamos a rendirnos porque cada día somos más las que plantamos cara a sus imposiciones y las que, sin sentirnos culpables, unidas decimos:

¡Soy una mujer y en mi vida decido yo!


Tamara Corral. Muyeres en llucha CSI 
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8 de marzu Día de la muyer trabayaora: Siguimos na llucha

Según el Diccionario Ideológico Feminista de Victoria Sau, “se considera una jornada de lucha feminista en todo el mundo en conmemoración del día 8 de marzo de 1908 en que las trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York llamada Cotton declararon una huelga en protesta por las condiciones insoportables de trabajo. El dueño no aceptó la huelga y las obreras ocuparon la fábrica. El dueño cerró las puertas y prendió fuego muriendo abrasadas las 129 trabajadoras que había dentro (…)”.






















Anque hai muncha controversia pol orixen del 8 de marzu, ya inclusu les historiadores Liliane Kandel y François Picq afirmen que'l mitu qu'asitia la manifestación nel añu 1857 foi creáu en 1955 pa esaniciar el calter comunista que más tarde adquiriría'l Día Internacional de la Muyer, equí nun mos vamos centramos nel orixen, sinon nes lluches qu’entovía enfrentamos ya que’l mitu que mos venden d’igualdá ye sólo eso un mitu y non una realidá. Les desigualdaes siguen ehí, más o menos ocultes, y la desigualdá llaboral ye una d’elles.

Nes últimes décades dieronse cambios perimportantes nel mercáu llaboral, destacando la masiva incorporación de les muyeres qu’entendieron que la so lliberación pasaba pola so emancipación económica, lo que produxó una feminización del coleutivu asalariáu. Pero esta incorporación fizose en condiciones de precariedá. Les torgues nel accesu y condiciones llaborales, la segregación sectorial y ocupacional, l’ausencia de medíes que favorezcan la corresponsabilidá, de mídies de conciliación ente tiempu de trabayu y el tiempu de vida, o’l repartu desigual del trabayu familiar y domésticu son clave nes desigualdaes ente homes y muyeres llimitando l’autonomía d’éstes, nes que siguen recayendo, como norma xeneral, los cuidaos de les persones ya’l mantenimientu la casa. Como consecuencia, son menos les oportunidaes a la hora d’encontrar un trabayu, ya qu’esti tien qu’adecuase a eses obligaciones sociales. Esta ye la razón de qu’haiga más muyeres moviéndose dientro y fuera de la economía formal, en trabayos temporales o eventuales, en trabayos a tiempo parcial o intermitentes, y en trabayos nel hogar. Tamién qu’en tiempos de crisis esos emplegos seyan los primeros en destruyise, porqu’a pesar de los avances, la ideoloxía dominante y católica nel Estáu español sigue diciendo qu’el trabayu del home, como cabeza de familia, ye l’importante, y el de la muyer ye un complementu.

Ya inclusu nos conflictos llaborales protagonizaos na mayor parte, o totalmente, por muyeres vense  eses disigualdaes, cuando les compañeres tienen que sentir que-yos digan demientres peleen pol puestu de trabayu que meyor taben en casa cuidando de la familia, o guarra, vete a fregar. ¿Se-y ocurre a dalguien que-y digan eso a un compañeru que ta peleando polos drechos llaborales o pol non zarru d’una empresa como elles?

Los llogros políticos d’igualdá d’oportunidaes, son llogros parciales. Llogros qu’amás nun afecten a toles muyeres por igual, sinon que dependen de la clase social, la raza y la nacionalidá. Pa les muyeres probes los avances fueron mínimos, casi inesistentes. Hai un llentu reconocimientu del trabayu asalariáu femeninu, agraváu pola estafa que llamen crisis, cola que pretenden tornar a relegamos nel hogar. Nel siglu XXI, tras varies conferencies internacionales de la muyer, de cientos de planes d’igualdá, de toles direutives, lleis, reglaments, convenios, … de toles muyeres que pelearon y dieron colos sos güesos na cárcel o na tumba, sigue habiendo fondes desigualdaes en tolos niveles, y tamién nel acceso a los recursos económicos, lo que lleva a desigualdaes en drechos. Vese claro cuando los recortes en servicios, en drechos fundamentales significa una mayor precariedá y esclusión femenina, cuando los retayos de la cobertura pública de dependencia tienen un efeutu direutu nes muyeres. Estos son sintomes d’una sociedá onde nun s’avanzó lo suficiente n’igualdá d’oportunidaes. Que los cuidados sigan recayendo, xeneralmente, sobre les muyeres y nun haya polítiques de repartu igualitariu de cuidados ya intervención nel hogar ente pas y mas, vuelve a apartar a les muyeres de la vida pública y-yos fraya les sos espectatives llaborales. 

Anque l’Artículo 28 del Estatutu de los Trabayaores diz que “l’empresariu ta obligáu a pagar pola prestación d’un trabayu d’igual valor la mesma retribución, satisfecha direuta o indireutamente, y cualesquiera que seya la natura de la mesma, salarial o extrasalarial, ensin que puea producise discriminación dalguna por razón de sexo en nengún de los elementos o condiciones d’aquélla”, esto continúa siendo güei una asignatura pendiente ya que la brecha salarial perxudica seriamente a les muyeres, independientemente del seutor nel que trabayen, la categoría profesional qu’ocupen, la modalidá de contratu, el tipu de xornada o la Comunidá Autónoma na que residan.

Amás anque l’Estatutu diga qu’a un trabayu d’igual valor un mesmu salariu, les muyeres siempre cobraron ente un 20 y un 30% menos en trabayos d’igual valor. Esto ye posible, a pesar de les lleis porque les empreses solo tienen que camudar el nome del puestu trabayu: si ye un home ye “mantenimientu de llimpieza”, la muyer  ye “llimpiadora de segunda”. Faese lo mesmo pero cobrase menos. Fecha la llei, fecha la trampa.

A esto sumamos les reformes llaborales que dan prioridá al conveníu d’empresa o grupu d’empreses, sobre’l conveníu sectorial estatal, autonómicu o d’ámbitu inferior. Cola pérdida d’un marcu mínimu de regulación sobre la igualdá de tratu y oportunidaes en xeneral retrocediéndose nes condiciones llaborales de les muyeres. Y colos nuevos tipos de contratos, qu’empeoren les condiciones de trabayu, como les modificaciones na reducción de la xornada guarda llegal, la desregulación de la xornada llaboral, l’ampliación de xornada pal personal de les Alministraciones Públiques, l’ampliación del horariu comercial o les facilidaes de les empreses pa descolgase del conveníu coleutivu d’aplicación, hai un altu riesgu d’individualización ya inclusu de perdida de drechos en xeneral, y d’empeoramientu nes condiciones llaborales de les trabayaores, amás de la espulsión d’éstes del mercáu llaboral.

La Comisión Europea señala que la crisis actual amenaza los avances consiguíos en materia d’igualdá ente homes y muyeres. La destrucción d’emplegu públicu, los recortes en sanidá, educación, servicios sociales perxudica a les muyeres doblemente: por un lláu porque destruye emplegu en seutores tradicionalmente femeninos, por otru lláu al recayer sobre elles los cuidados de familiares que l’estáu dexa de cubrir. Amás les muyeres victimes de la violencia machista tan más desprotexíes que nunca, ya que nos presupuestos xenerales la partida destinada a combatirla vese cada vez más reducía, siendo un 26,9 % inferior güei que nel 2011.


Anque prefeririemos que fuera verdá qu’a les persones se les xuzga, tanto pa trabayar como en cualesquier otra faceta de la vida, po la so capacidá, les coses nun son asina. Ante nos tenemos aún una sociedá de desigualdaes y privilexios, y ye trabayu de nós, homes y muyeres d’izquierda, analízalo, sacalo a la lluz, anque seya incomodo, p’asina poder lluchar escontra ello y poder cambialo. Porque negar les coses ye la manera más fácil de mirar pa otru lláu, dicir a mí eso nun me toca, y perpetualo. Por eso como sindicatu de clase tenemos la obligación de denunciar y pelear pa camudar esta sociedá, y toles desigualdaes que por raza, procedencia o sexu impón una sociedá capitalista y patriarcal.


Mónica García. Muyeres en llucha CSI

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Aunque hay mucha controversia por el origen del 8 de marzo, e incluso las historiadoras Liliane Kandel y François Picq afirman que el mito en el que se asienta sobre la manifestación en el año 1857 fue creado en 1955 para ensalzar el carácter comunista que más tarde adquiriría el día internacional de la mujer, aquí no nos vamos a centrar en el origen, si no en las luchas que todavía enfrentamos y que el mito que nos venden de igualdad es sólo eso, un mito y no una realidad. Las desigualdades siguen ahí, más o menos ocultas, y la desigualdad laboral es una de ellas.

En las últimas décadas se dieron cambios muy importantes en el mercado laboral, destacando la masiva incorporación de las mujeres que entendieron que su liberaxión pasaba por su emancipación económica, lo que produjo una feminización del colectivo asalariado. Pero esta incorporación se hizo en condiciones de precariedad. Los obstáculos en el acceso y condiciones laborales, la segregación sectorial y ocupacional, la ausencia de medidas que favorezcan la corresponsabilidad, de medidas de conciliación entre tiempo de trabajo y el tiempo de vida, o el reparto desigual del trabajo familiar y doméstico son clave en las desigualdades entre hombres y mujeres limitando la autonomía de estas, en las que sigue recayendo como norma general, los cuidados de las personas y el mantenimiento de la casa.

Como consecuencia, son menos las oportunidades a la hora de encontrar un trabajo, ya que este tiene que adecuarse a esas obligaciones sociales. Esta es la razón de que haya más mujeres moviéndose dentro y fuera de la economía formal en trabajos temporales o eventuales, en trabajos a tiempo parcial o intermitentes y en trabajos en el hogar. También que en tiempos de crisis esos empleos sean los primeros en destruirse, porque a pesar de los avances, la ideología dominante y católica en el Estado español sigue diciendo que el trabajo del hombre, como cabeza de familia, es el importante y el de la mujer es un complemento.

Incluso en los conflictos laborales protagonizados en mayor parte o totalmente por mujeres se ven esas desigualdades, cuando las compañeras tienen que escuchar que les digan mientras pelean por su puesto de trabajao que mejor estaban en casa cuidando de la familia o “guarra, vete a fregar”. ¿Se le ocurre a alguien que le digan eso a un compañero que está peleando por los derechos laborales o porque no cierren una empresa como ellas?

Los logros políticos de igualdad de oportunidades, son logros parciales. Logros que, además, no afectan a todas las mujeres por igual, sino que depende de la clase social, la raza y la nacionalidad. Para las mujeres pobres los avances han sido mínimos, casi inexistentes. Hay un lento reconocimiento del trabajo asalariado femenino, agravado por la estafa que llaman crisis, con la que pretenden volver a relegarnos al hogar.

En el S.XXI, tras varias conferencias internacionales de la mujer, de cientos de planes de igualdad, de todas las directivas, leyes, reglamentos, convenios, etc. de todas las mujeres que pelearon y dieron con sus huesos en la cárcel o en la tumba, sigue habiendo grandes desigualdades en todos los niveles y también en el acceso a los recursos económicos, lo que lleva a desigualdades en derechos.

Se ve claro cuando los recortes en servicios y en derechos fundamentales significa una mayor precariedad y exclusión femenina, cuando los recortes de la cobertura pública de dependencia tienen un efecto directo en las mujeres. Estos son síntomas de una sociedad donde no se ha avanzado lo suficiente en igualdad de oportunidades. Que los cuidados sigan recayendo generalmente sobre las mujeres y no haya políticas de reparto igualitario de los cuidados e intervención en el hogar entre padres y madres, vuelve a apartar a las mujeres de la vida pública y quiebra  sus expectativas laborales.

Aunque el artículo 28 del estatuto de los trabajadores dice que “el empresario está obligado a pagar por la prestación de un trabajo de igual valor la misma retribución, satisfecha directa o indirectamente, y cualquiera sea la naturaleza de la misma, salarial o extrasalarial, sin que pueda producirse discriminación alguna por razón de sexoen ninguno de los elementos o condiciones de aquella” esto continúa siendo hoy una asignatura pendiente ya que la brecha salarial perjudica seriamente a las mujeres, independientemente del sector en el que trabajen, la categoría profesional que ocupen, la modalidad de contrato, el tipo de jornada o la comunidad autónoma en la que residan.

Además, aunque el estatuto diga que a un trabajo de igual valor un mismo salario, las mujeres siempre cobraron entre un 20 y un 30% en trabajos de igual valor. Esto es posible, a pesar de las leyes, porque las empresas solo tienen que cambiar el nombre del puesto de trabajao: si es un hombre es “mantenimiento de limpieza”, la mujer “limpiadora de segunda”. Se hace lo mismo pero se cobra menos. Hecha la ley, hecha la trampa.

A esto le sumamos las reformas laborales, que dan prioridad al convenio de empresa o al grupo de empresas sobre el convenio sectorial estatal, autonómico o de ámbito inferior. Con la pérdida de un marco mínimo de regulación sobre la igualdad de trato y oportunidades en general- retrocediéndose en las condiciones laborales de las mujeres-, y con los nuevos tipos de contratos que empeoran las condiciones de trabajo, -como las modificaciones en la reducción de la jornada guarda legal, la desregulación de la jornada laboral, la ampliación de la jornada para el personal de las Administraciones Públicas, la ampliación del horario comercial o las facilidades de las empresas de descolgarse del convenio colectivo de aplicación-, hay un alto riesgo de individualización  e incluso de pérdida de derechos en general, y de empeoramiento en las condiciones laborales de las trabajadoras, además de la expulsión de estas del mercado laboral.

La comisión Européa señala que la crisis actual amenaza los avances conseguidos en materia de igualdad entre hombres y mujeres. La destrucción de empleo público, los recortes en sanidad, educación, servicios sociales, prjudica a las mujeres doblemente: por un lado porque destruye empleos en sectores tradicionalmente femeninos, por otro lado al recaer sobre ellas los cuidados de familiares que el estado deja de cubrir. Además, las mujeres víctimas de la violencia machista están más desprotegidas que nunca, ya que en los presupuestos generales la partida destinada a combatirla se ve cada vez más reducida, siendo un 26,9% inferior hoy que en el 2011.

Aunque preferiríamos que fuera verdad que a las personas se las juzga tanto para trabajar como en cualquier otra faceta de la vida, por su capacidad, las cosas no son así. Ante nosotras tenemos aún  una sociedad de desigualdades y privilegios y es trabajo nuestro, hombres y mujeres de izquierda, analizarlo, sacarlo a la luz aunque sea incómodo, para así poder luchar contra ello y poder cambiarlo. Porque negar las cosas es la manera más fácil de mirar para otro lado, decir “a mí eso no me toca” y perpetuarlo. Por eso, como sindicato de clase, tenemos la obligación de denunciar y pelear para cambiar esta sociedad y todas las desigualdades que por raza, procedencia o sexo impone una sociedad capitalista y patriarcal.

Información sobre el origen del 8 de marzo:


Pal cambiu..."Tenemos qu’entamar pela nuesa propia casa"

Llegamos a este 8 de marzo en condiciones de retroceso, en lo que a los derechos de la mujer se refiere.

La reforma de la ley del aborto, impulsada por el PP de Gallardón, obliga a la mujer a ser madre a la fuerza, transformando en un deber lo que jamás tiene que dejar de ser una opción libre. En este sentido, la CSI se posiciona abiertamente, de forma clara, contundente y sin fisuras, por el aborto libre, legal, seguro, gratuito y con la voluntad de la mujer como único factor a tener en cuenta en el momento de escoger tan importante decisión.

Por otro lado, los asesinatos y agresiones de todo tipo a las mujeres, continúan produciéndose mientras que la gran mayoría de responsables políticos y políticas despliegan miles de lazos violetas, tan inútiles como hipócritas, a las puertas de parlamentos y ayuntamientos.
Inútiles e hipócritas ellos, ellas y los lazos.

Si a todo esto le sumamos el paro brutal entre las mujeres, la discriminación laboral y las peores condiciones de sueldo y trabajo con respecto a los hombres o la sobrecarga de trabajo que les suponen las tareas domésticas y familiares, nos encontramos con una situación insoportable para un mal llamado “colectivo” que, no nos engañemos, es una realidad que suenta con más del 50% de la población.

Y esta situación está acabando, de alguna manera, formando parte del paisaje cotidiano de una sociedad que parece aceptarlo como un mal irremediable.

Para cambiar esta situación, tenemos que empezar por nuestra propia casa. La participación de las compañeras en todas y cada una de nuestras estructuras organizativas, actos públicos y movilizaciones (ejecutivas, órganos de dirección, asambleas, congresos, intervenciones públicas, ruedas de prensa, etc.) tiene que ir creciendo hasta conseguir la igualdad que decimos defender.

En este sentido, existe dentro del sindicato un colectivo de mujeres llamado “Mujeres en lucha, CSI”. Apoyar sus reivindicaciones y luchas, dentro y fuera del sindicato, es una labor, no solo ineludible para el conjunto de la CSI, sino imprescindible, como decimos en nuestros carteles, para hacer lo que se dice.



Allegamos a esti 8 de marzu nunes condiciones de retrocesu, no qu’a los derechos de la muyer se refier.

La reforma de la llei del albuertu, impulsada pol PP de Gallardón, obliga a la muyer a ser ma a la fuercia, tornando nun deber lo qu’enxamás tien de dexar de ser una opción llibre. Nesi sen, la CSI posiciónase abiertamente, de forma clara, contundente y ensin fisures, pol albuertu llibre, legal, seguru, de baldre y cola voluntá de la muyer como únici factor a tener en cuenta nel momento de garrar tan importante decisión.

Per otru llau, los asesinatos y agresiones de tou tipu a les muyeres, continúen produciéndose de mientres que la gran mayoría de responsables políticos y polítiques desplieguen milenta de llazos violetes, tan inútiles como hipócrites, a les puertes de parllamentos y ayuntamientos. Inútiles ya hipócrites, ellos, elles y los llazos.

Si a too esto-y amestamos el paru brutal ente les muyeres, la discriminación llaboral y les peores condiciones de sueldu y trabayu con respeutu a los homes o la sobrecarga de trabayu que-yos suponen les tarees doméstiques y familiares, atopámonos con una situación insoportable pa un mal nomáu “coleutivu” que, nun nos engañemos, ye una realidá que cuenta con más del 50% la población.
Y esta situación ta acabando, dalguna manera, formando parte del paisaxe cotidianu dúna sociedá que parez aceutalo comu un mal irremediable.

Pa cambiar esta situación, tenemos qu’entamar pela nuesa propia casa. La participación de les compañeres en toes y caúna de les nueces estructures organizatives, actos públicos y movilizaciones (executives, órganos de direición, asamblees, congresos, intervenciones publiques, ruedes de prensa,…) tien que dir xorreciendo hasta algamar la igualdá que decimos defender.

Nesti sen, existe dientru’l sindicatu, un coleutivu muyeres, nomáu “Muyeres en llucha, CSI”. Apoyar les sos reivindicaciones y les sos lluches, dientru y fuera’l sindicatu, ye un llabor, non sólo ineludible pal conxuntu la CSI, sinon imprescindible, como decimos nos nuesos cartelos, pa facer lo que se diz.

Revista de la Corriente Sindical d'Izquierda: 8 de marzo, siguimos na llucha

viernes, 7 de marzo de 2014

LA VUESA REPRESIÓN NUN MOS VA TAPAR LA BOCA

Comunicáu de sofitu a les/los compañeros con multes





Dende'l grupu de muyeres en llucha de la CSI queremos faer pública nuesa solidaridá colos y les compañeres que salen a la cai a lluchar por una sociedá más xusta y amosar la nuesa repulsa escontra la represión que sufrimos les persones que nin mos conformamos nin mos rindimos.

Apocayá llegaron comunicaciones del Principáu a compañeros y compañeres pa un xuiciu de faltes el próximu día 7 d'abril a les 10:30 h nos Xulgaos de Xixón (al lláu de la estación de FEVE). Les parés glayaron “Albuertu llibre, seguru y gratuitu” y el PSOE respondió con una comunicación de xuiciu de faltes a les/los nuesos/es compañeros y compañeres; esi mesmu PSOE que con tanta hipocresía vemos despolvoriar la bandera violeta y quier encabezar el refugu a la reforma de la llei del albuertu de Gallardón.

L'espaciu públicu, común, foise privatizando hasta'l puntu que la publicidá forma parte del paisaxe urbanístico construyendo un imaxinariu hexemónicu difícilmente cuestionable. Les grandes empreses y partíos que pueden financiálo a costa de nós, son los únicos con derechu a espresase y convirtieron al pueblu en suxetos receptores pasivos o en posibles clientes que'l so únicu derechu ye escoyer ente'l móvil d'última xeneración y l'aspiradora intelixente. Los nuesos problemes reales, esmoliciones, opiniones y los nuesos derechos nun tienen sitiu.

Nós nun tenemos valles publicitaries al nuesu serviciu, nin radios, nin periódicos y televisiones con gran financiamientu. Nós tenemos les nueses voces, les cais y les muries y nun pensamos arrenunciar a ellos por más represión que nos impongan. Agora la represión llámase multa: más individual y más silenciosa pero igual de dañible ya inxusta cuando recai sobre un pueblu cada vez más aprobetáu.

Por eso tenemos de resistir. Recuperemos la cai, recuperemos les muries, recuperemos l'espaciu común, recuperemos la voz, y glayemos bien alto pa romper les cadenes y la mordaza que quieren imponenos.
Quiérennos con mieu, sumises y esclaves. Nós respondemos con unidá y solidaridá.

¡Si mos toquen a una, tóquenmos a toes!
¡Escontra la represión, nenguna persona sola!


¡Xusticia social!





VUESTRA REPRESIÓN NO NOS TAPARÁ LA BOCA

Desde el grupo de mujeres en lucha de la CSI queremos hacer pública nuestra solidaridad con los y las compañeras que salen a la calle a luchar por una sociedad más justa y mostrar nuestra repulsa hacia la represión que sufrimos las personas que ni nos conformamos ni nos rendimos.

Recientemente han llegado comunicaciones del Principado a compañeros y compañeras para un juicio de faltas el próximo día 7 de abril a las 10:30h en los Juzgados de Gijón (al lado de la estación de FEVE). Las paredes gritaron “Aborto libre, seguro y gratuito” y el PSOE respondió con una comunicación de juicio de faltas a nuestros compañeros y compañeras; ese mismo PSOE que con tanta hipocresía vemos desempolvar la bandera violeta y quiere encabezar el rechazo a la reforma de la ley del aborto de Gallardón.

El espacio público, común, se ha ido privatizando hasta el punto que la publicidad forma parte del paisaje urbanístico construyendo un imaginario hegemónico difícilmente cuestionable. Las grandes empresas y partidos que pueden financiárselo a costa nuestra, son los únicos con derecho a expresarse y han convertido al pueblo en  sujetos receptores pasivos o en posibles clientes cuyo único derecho es escoger entre el móvil de última generación y la aspiradora inteligente. Nuestros problemas reales, preocupaciones, opiniones y nuestros derechos no tienen sitio.

Nosotras no tenemos vallas publicitarias a nuestro servicio, ni radios que lleguen a todas partes, o periódicos y televisiones con gran financiación. Nosotras tenemos voces, calles y muros y no pensamos renunciar a ellos por más represión que nos impongan. Ahora la represión se llama multa: más individual y más silenciosa pero igual de dañina e injusta cuando recae sobre un pueblo cada vez más empobrecido.

Por eso debemos resistir. Recuperemos la calle, recuperemos los muros, recuperemos el espacio común, recuperemos la voz, y gritemos bien alto para romper las cadenas y la mordaza que nos quieren imponer.

Nos quieren con miedo, sumisas y esclavas. Nosotras respondemos con unidad y solidaridad. 

¡Si nos tocan a una, nos tocan a todas!
¡Contra la represión, ninguna persona sola!
¡Justicia social!